El mundo del automovilismo nos ha regalado verdaderas joyas sobre ruedas, pero pocas han alcanzado la mitificación del Ford GT40. Diseñado para destronar a Ferrari en las competiciones de resistencia, este modelo es un símbolo de ingeniería, velocidad y pasión por la competición. Entre todas sus versiones, el Ford GT40 Mk IV de 1967 brilla con luz propia, un coche que marcó historia en Le Mans y sigue siendo el sueño de cualquier coleccionista.
Un coche nacido para ganar
La historia del Ford GT40 comienza con un claro objetivo: acabar con el dominio de Ferrari en las carreras de resistencia. Tras un impresionante triplete en las 24 Horas de Le Mans de 1966, Ford no se conformó y decidió mejorar su fórmula ganadora. La respuesta fue el Ford GT40 Mk IV, una versión evolucionada con mejoras aerodinámicas y un chasis rediseñado, aunque manteniendo su imponente motor V8 de 7.0 litros.
Este modelo fue una auténtica bestia en la pista, logrando la victoria en las 12 Horas de Sebring y las 24 Horas de Le Mans en 1967. Sin embargo, su prometedora carrera en la elite se vio truncada por cambios en la normativa de motores en 1968, lo que lo convirtió en una leyenda de corta pero gloriosa trayectoria.

Exclusividad y valor incalculable
Solo 12 unidades del Ford GT40 Mk IV fueron fabricadas, lo que lo convierte en un coche extremadamente exclusivo. A lo largo de los años, algunos de estos modelos han pasado por las manos de prestigiosos coleccionistas y expertos en competición. Un ejemplo es la unidad de las imágenes, que pertenecía a Charles Agapiou, ex mecánico de Carroll Shelby, y que se ha subastado recientemente por una cifra cercana al millón de euros.

Su mecánica sigue siendo impresionante: además del motor V8, cuenta con una caja de cambios manual de cuatro velocidades, suspensión independiente con amortiguadores Coilover y frenos de disco ventilados en las cuatro ruedas, lo que garantizaba un rendimiento excepcional en la pista.
Un icono que sigue inspirando
A día de hoy, el Ford GT40 Mk IV sigue siendo un referente en la industria y una fuente de inspiración para los actuales modelos de la marca, como el Ford GT moderno, que rinde homenaje a su legado. Su historia, su diseño y sus victorias en competición lo han convertido en uno de los coches más deseados del mundo.
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- Targa Florio 1967,
- blanco, conductor: H. Greder/J. M.
- Giorgi, Die-cast,
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